sábado, 17 de diciembre de 2011

Manu Chao: El verdadero Giramundo

¿Alguna vez durante un viaje, sobre todo uno que recorra kilómetros de asfalto no turísticos, se te cruzó la imagen de Manu Chao por tu mente?

No sé si esto le ocurrirá a todo el mundo pero, por lo que he podido apreciar durante mis viajes, el cantante Franco-Español es un vínculo entre muchos viajeros de todo el mundo. Tal vez sea por su presencia universal; por ser políglota y poder cantar en español, francés, portugués e inglés, a menudo cambiando de idioma en la misma canción; por tener amigos en Barcelona, Senegal, México y Argentina; por lograr que en Moscú bailen la clásica canción hispana “Si me das a elegir” o simplemente por ser uno más de nosotros. Sólo un Giramundo más.

“Nací en París, me crié en Francia. Mi familia es de Galicia, de país Vasco, tengo orgullo de tener raíces allí. Pero más que todo tengo orgullo del lugar donde estoy en el presente, me siento ciudadano del presente. Perdido en el mundo, perdido en el siglo, pero en el presente”, explica Manu en una entrevista, dando cuenta de que no se considera habitante de un único lugar, sino de todos al mismo tiempo.


Fragmento del documental Clandestino, muy recomendable.

Sin dudas su tema Giramundo fue el que inspiró el nombre de este Blog, así como la idea de compartir mis vivencias y experiencias. Así nació esta humilde página, con el único objetivo de ayudar a cualquier viajero que esté buscando información o que simplemente quiera experimentar a través de esta líneas la sensación de transitar lugares, que espero todos puedan visitar en alguna oportunidad.

Tal como a mí me surgió la inquietud de empezar a escribir artículos a raíz de mis viajes, a este artista su pasión por conocer el mundo lo llevó cambiar su vida. Su primer contacto fuerte con las rutas llega a través gran grupo Mano Negra, la banda nacida a finales de los ochenta que le ofreció a Manu Chao la posibilidad de empezar a recorrer el globo. Sin embargo comenzó a darse cuenta de que sólo tenía tiempo de compartir algunos días con los habitantes de cada ciudad que visitaba, debiendo abandonarlos al poco tiempo, sintiendo un gran vacío y nostalgia por la partida.

Al separarse el grupo, Manu realiza un viaje junto a un grupo de desalineados franceses por Sudamérica, durante el cual se abandona al cálido recibimiento de un viaje clandestino y nuevamente infame, donde la simpatía de la gente que comparte sus viajes se transforma en su permanente adicción.

De este viaje donde recorre la polarización de clases y la riqueza cultural del nuevo continente, donde el pobre puede ser más pobre y el rico solo lo es mediante la violencia, el crimen, la corrupción y el autoritarismo, Manu Chao comienza a realizar canciones con contenido social, impulsado por esa belleza de la subcultura ensombrecida por el capitalismo más agresivo de todo el mundo.

Este compromiso lo llevó a maniefestar publicamente su apoyo a la causa del Ejércto Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), un reclamo histórico por una mejor distribución de la riqueza y una sociedad más justa en el continente. El artista llegó a visitar el campamento del EZLN donde tocó para sus filas.


Pero fuera de una reclamos político, es en Latinoamérica donde Manu Chao adopta un concepto como filosofía de vida: “La Esperanza”. “Yo aprendí mucho de esperanza en Latinoamérica. Te levantas por la mañana, tienes cuatro hijos y no tienes ni un centavo, no te puedes permitir estar depresivo o sin fuerzas. Tienes que salir como sea, con esperanza a buscar algo de comer para tus hijos”, explicó el cantante en una entrevista en el documental Malegría.

¿Pero por qué digo que en la ruta se me ha venido la imagen de Manu Chao? Creo que principalmente se debe a esa coincidencia de historias, que la mayoría de los caminos que recorrí están situados en Latinoamérica. Tal vez es el continente con más alegría, más color y más vida del planeta pero también uno de los que posee mucha desigualdad, mucha inseguridad y mucha pobreza. Las grandes ciudades siempre quedan exentas, sobre todo las zonas turísticas, pero al recorrer sus caminos uno se adentra en el verdadero continente.

Jamás voy a olvidar mi primer viaje de mochilero, en el cual me acompaño con un discman y muchos cd´s grabados especialmente para la ocasión, algo extremadamente incomodo de transportar pero que conformo la música de ese momento de mi vida. Allí fue que, mirando por la ventana del bus, empecé a observar esa realidad que me rodeaba en la zona norte de Chile, al ritmo de “El Viento”. Al atravesar el desierto de Atacama comencé a darme cuenta que cuán lejos de la moderna Santiago están aquellos poblados abandonados por la minería y esas familias que deambulan por la zona fronteriza con Perú, en busca de una oportunidad mejor. Lejos está se serlo, pero la ciudad de Tacna me remitió automáticamente a “Bienvenida a Tijuana” particularmente por el clima de ilegalidad y crimen organizado que se respira al bajarse en la fronteriza ciudad peruana.

Otra imagen que se quedó pegada en mi retina fue durante la experiencia en Cuba, el paraíso comunista de Fidel Castro, tierra de un idealista como el Che pero que sin embargo está repleta de injusticias y de necesidades. Un sistema que no en vano ha fracasado como tal vez termine de fracasar el capitalismo en el que hoy la mayoría de nosotros vivimos. Transitando por Santiago de Cuba tuvimos la oportunidad de conocer la verdadera isla, no la de los mojitos en “La Bodeguita del Medio” de La Habana sino la de la pobreza, el olvido y la necesidad permanente de cambiar de vida. “Me llaman calle” me remitió directamente a esas jóvenes que por necesidad o por un simple sueño de una vida mejor, salen con extranjeros, por dinero, por una noche de hotel o tal vez por la utópica idea de casarse y empezar una vida diferente lejos de aquello de lo que no puede escapar. Más allá de este olvidable recuerdo, existe otra gran cantidad de personas que defienden a capa y espada el régimen comunista cubano. Gente que a primera vista pareciera padecerlo, pero que al conversar con ellos parece disfrutar de ese estilo de vida y de la seguridad que tiene vivir en una sociedad con la tutela permanente del estado.

Tal vez sea nuestro continente que tiene eso. Es su gente que, a pesar de las necesidades y frustraciones, no deja de esbozar esa blanca sonrisa que ilumina sus rostros. Tal vez es esa la “Malegría” a la que le canta Manu Chao, esa que según sus palabras “es una tristeza inexplicable, que se traduce en la defensa de la alegría por encima de las lágrimas”.

Tal vez sea la simpleza del artista, de no haberse alejado nunca de la realidad, de seguir siendo un tipo como todos nosotros lo que me genera esa empatía con Manu Chao. Un tipo con amigos de diferentes tipos, que camina la calle, que le gusta conocer nuevos lugares y que en fin podría ser cualquiera de nosotros.




Para cerrar la nota les dejo una frase de la persona que considero el Giramundo por excelencia.
“La mejor escuela de la vida es poder viajar, por eso viajo. Creo que es la mejor manera de aprender cosas nuevas, de ver cosas diferentes y de cierto modo romper la rutina de dónde vives tú cada día” - José Manuel Arturo Tomás Chao-

Sitios consultados para esta nota
www.manuchao.net
http://www.tnc.mx/node/manu-chao-cr-nicas-de-un-trotamundo
www.es.wikipedia.org
www.youtube.com

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